El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en compañía del Servicio Nacional de Protección Ambiental (Senpa), realizaron una inspección de las granceras que operan al Oeste de Baní, específicamente en El Cañafistol, Calabaza y Galeón, ordenando el cierre temporal de tres de éstas, de seis que se encontraban en operación.
De un total de nueve granceras, tres no están operando, (Minerales y Áridos Manaclar (la cual se encuentra en proceso de instalación), Doble AA y la de Cristian Cardy), para seis granceras en operación, de las cuales la dirección provincial de Medio Ambiente ordenó el cierre de las granceras Nioves Cuesta, Nereido A. Durán y Calabaza.
Así lo expuso la directora provincial Patricia Báez Martínez, quien dirigió el operativo por parte del ministerio, junto a un equipo del Departamento de Fiscalización.
En el caso de la grancera y fábrica de blocks Nioves Cuesta, en el lugar se detectaron varias irregularidades ambientales, como son el manejo de las aguas residuales, confluencia en un mismo espacio de goteo de combustible, cables de electricidad y transformador, así como diversos restos de maquinarias en desuso y neumáticos viejos.
La Grancera Nereido A. Durán no cuenta actualmente con los permisos ambientales correspondientes para operar, aunque es evidente que ha estado trabajando, dada la presencia de dos camiones en el lugar y unos ocho (8) empleados al momento que llegó el equipo de Medio Ambiente. También esta grancera muestra contaminación del suelo por goteo de combustible, así como neumáticos viejos (de lenta degradación) junto a montañas de material de la corteza terrestre residual de la actividad minera.
Sobre la grancera Calabaza pesa el hecho de haber extraído material de la corteza terrestre hasta el cauce del mismo arroyo Pinzón y tirado material de relleno en unos 20 metros a la orilla del acuífero intermitente, violentando la Ley 64-00; además no de contar con la licencia ambiental para operar una procesadora de agregados, es decir, que solo cuenta con el permiso para extracción de material de la corteza terrestre.
La principal queja de los residentes en Cañafistol es precisamente la operación las granceras en la zona, porque alegadamente dejan grandes depresiones en el terreno, que pocas granceras han remediado ambientalmente, convirtiéndose éstas en un riesgo para la comunidad, la cual ya se ha visto en varias ocasiones afectada por inundaciones provocadas por las tormentas y ciclones que afectan al Caribe.